Ahora muchos vivimos off line y vivimos on line. A veces, lo que hacemos en línea no tiene nada que ver con lo que hacemos fuera de ella. Vidas separadas. Distintas, sería mejor decir. Y si, como a Raquel, se nos acaba brusca, trágicamente, la vida off, nuestra existencia on no tiene por qué enterarse. Sigue parpadeando, latiendo, recibiendo mensajes... Y así podría estar mucho tiempo, languideciendo. Siempre es mejor que alguien coja el ratón para que suene esa pequeña marcha fúnebre: La Mi La Si. Sigue la historia milenaria de internet, que nos ha regalado otra vida, pero no el modo de aferrarnos a ella
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