El presente artículo reconoce que, ante la creciente presencia en escenarios socioeducativos de la figura profesional del mediador en los dos ámbitos principales relacionados con la educación (el escolar y el intercultural), deben identificarse los rasgos idiosincrásicos de cada uno de ellos, lo que no es óbice para reconocer cómo, a pesar de que existen, en efecto, diferencias en la definición de estos dos modelos de mediación, se evidencian aspectos coincidentes que los vinculan a un tronco común: las competencias y responsabilidades socioeducativas que adquieren cada uno de ellos. Las autoras del artículo aplican la metodología comparada para demostrar ambas realidades compatibles en las figuras del mediador escolar y el mediador intercultural, respectivamente.
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