¿Para qué sirven los sondeos postelectorales si no son capaces de vaticinar unos resultados fiables? Esta es la pregunta que se hacen muchos detractores de los sondeos de opinión tras el fiasco de los datos ofrecidos por cuatro institutos la noche del 6 de junio. Para los responsables de las empresas de opinión involucradas hay varias razones que explican este fenómeno: ocultación de voto, aumento de la participación y hasta anticipos en el recuento de papeletas. Para otros profesionales, los errores cometidos tienen que ver con la forma y los objetivos a la hora de hacer el sondeo.
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