Mediante la experimentación de las artes del movimiento, ya sea como intérprete, espectador o coreógrafo, podemos incidir en la educación emocional del alumnado desde las primeras etapas educativas. La expresión corporal, como contenido propio de la educación física, y en colaboración con otras asignaturas como la educación artística, es el marco ideal para el uso de las artes del movimiento como herramienta educativa. Su práctica desencadena emociones eminentemente positivas y las posibilidades de aplicación son infinitas. Proponemos algunos ejemplos relacionados con la danza, el mimo y el circo.
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