Madrid, España
Es evidente que todo individuo necesita construir su propio lugar, un espacio con significado que le permita vivir en plenitud. Tiene la posibilidad de reivindicar lo privado, lo que le es propio, aquello que le pertenece como resultado de su identidad y de su apropiación. Cada lugar físico se convierte en un lugar antropológico dependiendo más de las conexiones del individuo con él que de la tipología del lugar. La falta de reconocimiento y de identidad genera una sensación de inestabilidad, desorientación e irrealidad en la mayoría de las personas. Llamamos no-lugares a aquellos espacios físicos donde esto ocurre, pues se trata de lugares que condenan y borran el "yo", dado que es impensable la posibilidad de poder establecer un vínculo con ellos. El hecho de conocer un lugar y de sentirse cómodo hace que uno se identifique plenamente con él; uno lo hace suyo en la medida en que vuelve a él. Sea cual sea la tipología del espacio, lo verdaderamente importante no es el espacio por donde el individuo se mueve o se desplaza, sino cómo vive las experiencias en ese lugar que le permitan crear vínculos y apropiarse del lugar. En general, la conciliación entre mundos y formas diferentes de ver la vida, la falta de libertad, el rechazo del "Otro", los conflictos bélicos, el respeto a la naturaleza son, entre otras, situaciones que preocupan a estos escritores en una sociedad donde la vida del individuo es un continuo vaivén y desasosiego.
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