Distinguimos el proceso netamente educativo del escolarizado. El primero es un proceso de creación de relaciones que inicialmente son meramente posibles; luego, algunas pueden convertirse en probables, y solo muy pocas pueden realizarse; en cambio, el proceso escolarizado se reduce a un proceso de repetición de relaciones preestablecidas. Dado lo anterior, la formación de un educador o educadora variará si es educativo o escolarizado. Si es educativo se tratará de un proceso plural y diverso que se haya abierto a las emergencias, bifurcaciones y recursividad que acompañan su devenir. Si es escolarizado, fluye con dificultades epistemológicas profundas, causadas, entre otras, por la segmentación de la enseñanza.
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