En el marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se espera que, durante sus estudios de Grado, un estudiante adquiera las competencias técnicas/específicas relacionadas con la carrera que estudia y, además, trabaje un conjunto de competencias transversales/genéricas. La mayoría de estas competencias serán evaluadas en el Trabajo Fin de Grado (TFG).
Todos los TFG son diferentes y es difícil, por no decir imposible, establecer un modelo único de proyecto que sirva para todos. Además, se corre el riesgo de que si se establece un modelo único el alumno tienda a seguirlo de manera estricta, sin plantearse que debe considerarse sólo como una guía y que tal vez su TFG debería tener un planteamiento distinto.
En este trabajo se propone una posible solución para este problema. En lugar de definir un modelo único de TFG, se propone seguir el método socrático, estableciendo un conjunto de preguntas que inviten al estudiante a reflexionar sobre la forma de afrontar su proyecto. Reflexionar sobre estas preguntas debe fomentar la iniciativa del estudiante y ayudarle a tomar decisiones importantes, de forma crítica y meditada, sobre la propia organización del TFG y la forma de abordarlo e implementarlo.
Con esta táctica se aumenta la capacidad crítica del estudiante y se consigue que los TFG se adapten mejor a las necesidades del proyecto concreto, huyendo de estándares preestablecidos.
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