La empresa Nestlé se enfrentaba al problema de cómo comercializar su marca de chocolatinas Kit Kat en el saturado mercado japonés. La respuesta fue una campaña muy innovadora, tanto en la forma como en el contenido, que utilizó de manera integrada todos los elementos del ‘marketing mix’ para cambiar la experiencia de la marca: diseñó un paquete postal –una chocolatina– que los consumidores podían adquirir en las más de veinticuatro mil oficinas de Correos del país y enviar a quienes quisiesen para desearles buena suerte. Esta acción obtuvo el Gran Premio de Medios en el Festival Internacional de Publicidad de Cannes de 2009 por “haber creado un modelo de negocio que no existía anteriormente”. Pero lo más importante fue que su éxito cambió, de manera permanente, la forma de comercializar la marca en el mercado nipón
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