En este texto se intenta ampliar la teoría lingüística para incluir en ella; el lenguaje escrito. Se parte de que los grafemas son unidades de una segunda articulación escrita y que las letras no son signos de fonemas; sino sólo fragmentos de signos mínimos mayores. En un primer momento; se considera a las palabras escritas como signos icónicos de las palabras orales; en cualquier tipo de sistema de escritura; sea fonemático; silábico o logográfico. En un segundo momento; cuando la escritura se emplea intensiva y extensivamente; el lenguaje escrito funciona como lenguaje doblemente articulado en si mismo; con una dinámica histórica propia; en la que los signos escritos ya no requieren de la mediación de las palabras orales para la comunicación y; por lo tanto; su origen icónico juega un papel secundario.
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