¿Puede una obra de arte tener una función educativa? Vamos a analizar esta cuestión a partir de las teorías presentadas por Thomas Stearns Eliot desde una comprensión de la obra de arte como una realidad abierta que afecta o que incluye al artista que le da vida y a los receptores que la disfrutan.
No resulta exagerado afirmar que la totalidad de la producción del autor tiene una clara intención comunicativa y formativa, pues está dirigida a una sociedad que él considera estéril y apática, algo que desea cambiar haciendo su trabajo de poeta y de crítico, pues para educar en libertad a esa sociedad moderna de la que él también formaba parte, en sus trabajos abarca no sólo al público sino también a los poetas que cómo él tienen la misión de hacer que los demás descubran la grandeza de la vida a través del arte. Este es un trabajo ambicioso que resulta necesario actualizar, pues Eliot aunque es un autor del pasado nos habla del presente y del futuro, por lo que estudiarle implica, en el fondo, estudiarnos a nosotros mismos.
Esta intención educativa del arte de Eliot va a demostrarse en el presente estudio mediante un análisis profundo del corpus teórico y práctico del autor, este último sustentado en dos de sus poemas más celebrados, Cuatro cuartetos/Four Quartets y La tierra baldía/The WasteLand
Can a work of art have an educational function? We analyse this issue on the basis of the theories put forward by Thomas Stearns Eliot, from an understanding of the work of art as an open reality that affects or includes not only the artist that breathes life into it, but also the audience that enjoys it.
It would not be an exaggeration to assert that the author’s oeuvre has a clear communicative and formative intention, since it is aimed at a society that he considered sterile and apathetic. It was this that he wanted to change through his work as a poet and critic. In order to educate freely that modern society of which he also formed part, he addresses in his works not only the general public, but also poets who, like himself, had the goal of teaching others to discover the greatness of life through art. That was an ambitious task that now needs to be updated because, even if Eliot is an author of the past, he tells us about the present and the future. Thus, to study him is, in fact, to study ourselves.
The educational intention of Eliot’s art is demonstrated in this study by means of an in-depth analysis of the author’s theoretical and practical corpus, based mainly on two of his most famous poems, Four Quartets and The Waste Land.
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