La tasa de morbimortalidad causada por la placenta previa es alta y el diagnóstico oportuno es pieza fundamental en el tratamiento de exitoso de este tipo de pacientes. Desde que se describió en 1966, la ecografía transabdominal se ha convertido en valiosa herramienta diagnóstica de la placenta previa por ser método seguro, rápido y cada vez más accesible. Sin embargo, hay situaciones que le restan confiabilidad a este examen, tales como la existencia de placenta previa posterior, la obesidad materna y algunos factores técnicos como la sobredistensión de la vejiga y la presencia de sangre en el canal cervical.
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