Y es que, Magnus, querido, quizás estoy arrimando demasiado el ascua a mi sardina, pero se me ocurre que el marketing de Ikea ha ayudado bastante a vender esas fenomenales mesitas de noche Elcajonrasska en las que tu portentoso diseño nos hace acordarnos de tí (y en ocasiones, de algún familiar cercano) cada velada al intentar dejar nuestras gafas a cubierto.
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