Hubo una época, hace ya 15 años, en que proliferaban por las pantallas de cine y TV, aunque en realidad nos acompañaban desde mucho antes, desde los albores de la publicidad. Hoy apenas nacen nuevas, y las que quedan han sobrevivido desde aquella edad de oro a base de reciclajes y cirugía estética.
Son las mascotas, seres imaginarios inspirados en un animal o un personaje, representaciones vivientes de alguna cualidad, o esquemas fantásticos del producto mismo. Vienen del ayer pero se resisten a desaparecer. Sorprende, sin embargo, que más de una orgullosa multinacional siga confiando las buenas vibraciones de sus productos a alguno de estos simpáticos geniecillos.
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