El tesoro más preciado que puede tener una sociedad es el conocimiento, y la educación es el medio necesario para una adecuada adquisición del mismo. La educación debe ser enfocada con coherencia y pertinencia, según los requerimientos de la población a quien se dirige, procurando su bienestar y el aseguramiento de las reglas que los mantienen unidos. No obstante, la transformación del empleo, el acceso a la información, las nuevas formas de entretenimiento, entre otras, están afectando la forma como la población rural ve el mundo. En este artículo se presenta una visión de cómo la educación rural con mayor énfasis en la apropiación de la tecnología y adaptación a nuevas formas de producción sostenibles, propias de cada región, ayudarían a potencializar el desarrollo de las zonas que tanto lo requieren.
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