Agradecido por haber tenido la fortuna de haberse criado en un pueblo, en Alacón (Teruel) -y de que sus padres conservaran un vínculo después de emigrar a la ciudad en los años 60 como tantos aragoneses-, el autor pudo compartir con sus abuelos esa vida rural en muchos momentos del año, desde vacaciones, puentes e incluso fines de semana, y echar una mano en las labores, ya fuera regar, cuidar de los animales, recoger patatas, vendimiar, esbriznar... El aprendizaje, siendo observador, ha dado como fruto una mina de recuerdos y vivencias impagables. Entre ese bagaje de experiencias enriquecedoras que le vinculan a la labor agrícola ecológica lleva unos años completando una larga recolección de refranes y tradiciones rescatadas de nuestra cultura oral.
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