Marta García Cano, Ana Cebrián Martínez
Podríamos hablar de la mediación como un escenario para remover intenciones, así lo entendemos las autoras de este monográfico. Pero, como disciplina, la mediación, en el contexto arte y museos (centros de arte, salas…), es el espacio que se destina a la interrelación entre, obra, sala, público y educadoras, con el fin de fomentar el acceso a la cultura y la comprensión de las muestras, las actividades asociadas a ella que habitualmente se inscriben en un programa educativo donde, solo en ocasiones, lleva a cabo una labor real que suponga transitar el camino para conocer al otro, de lo otro, y llegar a un entendimiento.
Ese proceso, es inevitablemente un generador de conflicto, en la medida que todo aquello que nos es desconocido o extraño genera, cuanto menos, incertidumbre. Su fin se sustenta, no sólo en el acceso al arte, debe implicar también, que la institución arte, entienda a aquellos a quienes pretende dirigirse. Un ejercicio de comprensión mutua que asume diferentes formatos, dependiendo de donde se produzca la mediación y del lugar o personas de donde parten las iniciativas, pero, que, en cualquier caso, trata de dar sentido pedagógico a toda una serie de acontecimientos que nos atañen.
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