Turku, Finlandia
La teoría de la coevolución genético-cultural, una rama de la genética de poblaciones, ha demostrado que la transmisión cultural modifica la presión de la selección.
El uso del fuego y los útiles líticos ejercieron una gran influencia en la dieta de nuestros antepasados.
La domesticación de plantas y animales que se produjo con la revolución agrícola del neolítico se tradujo en una mayor presencia de carbohidratos en nuestra dieta. Ello puede haber conducido a un aumento de las copias del gen humano de la enzima amilasa salival.
El cambio cultural hacia la producción de leche favoreció la persistencia de la lactasa en humanos adultos.
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