Tarzán y el filósofo desnudo es una exquisita mamadera de gallo a costillas del acartonado y prepotente academicismo que vegeta en la Universidad colombiana. Es también una inquietante reflexión sobre la precariedad de la condición humana que tanto se intenta ocultar, especialmente con las máscaras del amor, la amistad o el estudio.Por esto, el humor corrosivo de la obra no impide poner a pensar con seriedad, sobre algunos temas trascendentales de la filosofía y de la vida cotidiana. Son excluyentes estas dos últimas actividades? Es posible el desarrollo de un pensamiento filosófico autónomo en el país o hay que seguir condenados a mal repetir los clásicos alemanes? Concebir un sistema de pensamiento implica una postura dictatorial y sectaria? El amor no existe más que como incesante búsqueda, como efímera arma contra la soledad? Requiere la docencia universitaria exitosa más de la creatividad erótica que de la pedagogía?La obra está escrita de manera nada convencional, por semestres de un plan de estudios, en los cuales se entrecruzan el lector y el escritor hablando incluso de la misma novela, mediante relatos breves e intensos. Los relatos conservan cierta autonomía pero, al mismo tiempo, van entretejiendo las situaciones y los personajes que configuran la unidad narrativa.
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