Las prácticas artísticas en educación permiten el desarrollo de un pensamiento que promueve la adquisición de valores y la construcción de conocimientos que podemos relacionar con los objetivos para el desarrollo sostenible. Desde una propuesta que reivindica la capacidad del arte para generar un pensamiento divergente, el autor propone estrategias de trabajo en el aula a partir de materiales y objetos que sirvan de detonantes de ideas, en una metodología donde el placer y las emociones juegan un papel fundamental.
Gracias a la experiencia del proyecto Arte y Derechos Humanos, financiado por el programa Erasmus+ de la Unión Europea, se exponen seis ejemplos de trabajos artísticos realizados según esta metodología. Todos ellos aúnan una preocupación por los lenguajes creativos contemporáneos, la construcción colaborativa y la difusión desde una reflexión pedagógica.
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