Se analiza la huella y la influencia de la prosa graciana en la obra de Umbral. Este último, a quien siempre gustó definirse como barroco, prefirió siempre a otros autores del siglo XVII (con Quevedo por encima de todos ellos). Conocedor de la obra del jesuita desde bien pronto, como demuestra la lectura de sus primeros libros, tal vez lo rechazó en un principio por el fuerte aprecio que los primeros años de la dictadura franquista testimoniaron al jesuita. Hay que esperar al cambio de régimen, primero, para que Umbral vaya olvidándose de Gracián (cuyo intelectualismo y seriedad condicen poco con la alegría de vivir de la movida y los años ochenta), y esperar la rehabilitación que del belmontino lleva a cabo parte de la academia en los años 90: solo después de aquellos momentos, Umbral vuelve a Gracián con una nueva lente, tal vez la gruesa gafa de concha de su amigo, el profesor Aranguren
The trace and influence of Gracián’s prose on the work of Umbral are analyzed. The latter, who always liked to define himself as a Baroque author, always preferred other 17th Century writers (Quevedo above all of them). Aware of the work of the Jesuit from a very early age, as the reading of his first books shows, he rejected it at first perhaps because of the strong appreciation that the early years of the Franco dictatorship bore witness to the Jesuit. We must wait for the regime change, first, so that Umbral will forget about Gracián (whose intellectualism and seriousness make little difference to the joy of living of the Movida and the eighties), and wait for the Gracián’s rehabilitation that is carrying out part of the academy in the 90s: only after those moments did Umbral return to Gracián with a new lens, perhaps the thick shell glasses of his friend, Professor López Aranguren
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