La difusión del combate de boxeo Dempsey-Carpentier por una estación de la RCA en Honeken -EE.UU.-, en julio de 1921, establecía los lazos que parecen indisolubles entre el deporte y la radio. Desde aquella lejana fecha hasta la canasta que ha puesto a la Selección Española de Baloncesto en los juegos Olímpicos de Seúl, miles de goles trascendentales, de canastas de infarto, gloriosas pedaladas... han llegado a una audiencia ávida de gestas deportivas a través de la radio. Desde entonces, miles de mensajes publicitarios han llegado a la audiencia consumidora envuelto en la emoción del gol, de la canasta, de la pedalada...
Cada año, un importante porcentaje de su facturación publicitaria entra en las arcas de las emisoras de radio -de las grandes y de las pequeñas, de las cadenas y de las emisoras locales- con los ecos del gol, la línea de vestuarios, la opinión del más docto de los expertos.
Las retrasmisiones deportivas concitan la atención de un público objetivo tan numeroso como indefinido. En este target hemos tratado de dibujar su perfil.
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