Zaragoza, España
El proyecto de arquitectura es el resultado de un proceso interior y su materia prima es, en gran medida, la memoria. El proyecto mismo es una manipulación intencionada de la misma: la comprensión del programa enunciado, su eventual crítica y el desarrollo de cuantas operaciones mentales y de transformación del espacio y de la materia para dar una respuesta consecuente y consistente son el resultado de un viaje de ida y vuelta a nuestra memoria. Es más, se proyecta desde la memoria: por ello es preciso ejercitar y recuperar la propia experiencia del mundo y de las cosas y atesorar nuevas experiencias que madurar. Esta consideración es la que conduce al viaje o a la lectura —al fin, otro tipo de viaje— como alimento de la memoria y, en consecuencia, del proyecto. Viaje interior y viaje exterior. En la docencia del proyecto de arquitectura se hace necesario bucear en la memoria del alumno, en sus experiencias más primarias relacionadas a su vez con principios básicos de la arquitectura. Un buen ejemplo podría ser el de la gravedad, pero también el de la luz, la trasparencia, el movimiento, la visión directa y la veladura y otros muchos. En torno a estas cuestiones es posible desarrollar cursos completos que despierten en el alumno la capacidad para reflexionar y realizar ejercicios que se adentren en los conceptos más elementales de la disciplina. Hay una profundidad en estos ejercicios que dialoga con lo esencial de la arquitectura y que, en el ámbito de la pedagogía, generan confianza y con-naturalidad del alumno con la disciplina y que probablemente serán recordados siempre. Tal es la responsabilidad de estas primeras escaramuzas y resulta emocionante que antiguos alumnos —hoy arquitectos con una trayectoria construida a sus espaldas— recuerden todavía con asombro aquellos primeros ejercicios.
The architecture project is the result of an internal process and its raw material is, to a large extent, memory. The project itself is an intentional manipulation of the same: the understanding of the enunciated program, its eventual criticism and the development of how many mental operations and transformation of space and matter to give a consistent and consistent response are the result of a journey of back and forth to our memory. Moreover, it is projected from memory: for this reason, it is necessary to exercise and recover one's own experience of the world and of things and to treasure new experiences to mature. This consideration is what leads to the trip or to reading - finally, another type of trip - as food for memory and, consequently, for the project. Inner journey and outer journey. In teaching the architecture project, it is necessary to delve into the memory of the student, in their most primary experiences related in turn to basic principles of architecture. A good example could be that of gravity, but also that of light, transparency, movement, direct vision and glaze and many others. Around these questions it is possible to develop complete courses that awaken in the student the ability to reflect and perform exercises that delve into the most elementary concepts of the discipline. There is a depth in these exercises that dialogues with the essentials of architecture and that, in the field of pedagogy, generate confidence and with-naturalness of the student with the discipline and that will probably always be remembered. Such is the responsibility of these first skirmishes and it is exciting that former students - today architects with a career built behind them - still remember those first exercises with amazement.
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