Antiguamente era muy común que los artistas hicieran labores de química para preparar pigmentos, barnices disolventes, e incluso sus herramientas. Aunque hoy en día es muy poco probable que el artista prepare sus propios materiales, la relación entre arte y química sigue siendo obvia. Durante las últimas décadas, la química se ha abierto paso en el arte a través de ramas como la conservación y fue precisamente a través de esta, que encontró su aliado como herramienta de diagnóstico, ya que, la industria química es en gran medida responsable de la evolución en el uso de materiales artísticos en la actualidad. Sin embargo, la contribución de esta al arte no es conocida de la misma manera a nivel mundial, como, por ejemplo, en regiones del Caribe. La evolución científica internacional y la tecnología han dado lugar a nuevos campos en las ciencias que han generado mayor interés y han dejado de lado las ciencias puras es por esto por lo que maestros/profesores buscan métodos de enseñanza motivadores. La preocupación por una mejor educación e interés en química es un asunto internacional. Uno de los objetivos es hacer que los cursos de ciencias sean más interesantes para los alumnos. En algunos casos, se ha recurrido a utilizar la relación entre la química y el arte como un campo de estudio interdisciplinar resaltando el uso de esta carrera científica como herramienta de diagnóstico. Este artículo muestra cómo el análisis científico de obras de grandes artistas como: Georgia O’Keeffe, Francisco Oller, Ramón Frade, entre otros, fue la carta de presentación en programas de difusión, educación y mentoría. Poniendo en evidencia que la relación de entre ambas ramas, especialmente con la pintura moderna, puede ser un método de método eficiente y motivador para la enseñanza de carreras científicas.
In ancient times, it was common for artists to do chemistry tasks to prepare pigments, solvents, varnishes, and even their tools. Nowadays, it is very unlikely for an artist to prepare his materials, although the relationship between art and chemistry remains evident. During the last decades, chemistry has made its way into art through fields such as conservation. It was precisely through this that it found its ally as a diagnostic tool since the chemical industry is mainly responsible for the evolution of artistic materials used today. However, the contribution of chemistry to art is not known in the same way worldwide, for example, in regions of the Caribbean. The international scientific and technological evolution has given rise to new fields in the sciences that have generated greater interest and have left the pure sciences aside, which is why teachers and professors look for more motivating teaching methods. The concern for better education and interest in chemistry is an international issue. One of the goals is to make science courses more interesting for students. In some cases, the relationship between chemistry and art has been used as an interdisciplinary field, highlighting the use of this scientific career as a diagnostic tool. This paper shows how the scientific analysis of artworks by great artists such as Georgia O’Keeffe, Francisco Oller, Ramón Frade, among others, was used as a headline in dissemination, education and mentoring programs—proving that the relationship between these two fields, especially with modern painting, can be an efficient and motivational teaching method for scientific careers.
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