Las primeras sueltas de enemigos naturales en cultivos de pimiento se llevaron a cabo en el Campo de Cartagena en 1996. Fue solo el principio de una apasionante evolución en la que hemos aprendido que el control biológico no se basa en erradicar la plaga, sino en convivir con ella en umbrales aceptables, y que el control biológico no se basa en productos, sino en protocolos técnicos que integran todas las soluciones biológicas disponibles en función de todas las variables del cultivo. La introducción de Amblyseius swirskii en la campaña 2007/2008 marcó un punto de inflexión que derivó, por ejemplo, en la aparición del control biológico de conservación y, más recientemente, en la introducción de soluciones biológicas basadas en microorganismos beneficiosos para el control de las enfermedades del suelo. Finalmente, se ha desembocado en un enfoque holístico que ofrece una visión de 360 grados sobre todas las incidencias que rodean al cultivo. Dicho enfoque, que ha venido para quedarse, marca ya un importante valor diferencial que beneficia al pimiento del sureste español frente al producto de otras zonas competidoras.
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