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El humanismo integral de Martitain frente a la disolución actual del vínculo social

    1. [1] Universitat de València

      Universitat de València

      Valencia, España

  • Localización: Marketing y comunicación en ética empresarial. XXIX edición del Congreso EBEN España: libro de actas / coord. por Abel Monfort, Susana Fernández Lores, 2022, ISBN 978-84-18944-79-6
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • "Entendemos, que en esta época “hipertecnologizada”, la manera de comunicarse ha alcanzado cotas inimaginables, contribuyendo, prima facie, a la interconexión de las personas y, por lo tanto, a una supuesta mejor relación, al menos formal, entre seres humanos. La propuesta del humanismo integral de Maritain coloca la comunicación entre personas como expresión radical de la generosidad que habita de forma esencial en todo ser humano. Es decir, “la persona humana exige también la comunicación del conocimiento y del amor a otros seres humanos y de ahí que la sociedad familiar y el Estado vengan exigidos no sólo a causa de la precariedad del ser individual sino de la ley de la sobreabundancia que está escrita en lo más profundo del ser, de la vida, de la inteligencia, del amor”, tal y como dice Karlos de Santamaría. Las tecnologías de la comunicación ayudan a acortar distancias, permiten compartir datos de manera inmediata y facilitan las relaciones entre personas que habitan puntos muy lejanos del planeta. Sin embargo, existen ciertos riesgos que las actuales tecnologías amplifican. El anonimato en la comunicación, la posibilidad de ser quien no eres, el “vivir” en una realidad “metavérsica” inventando tu propia identidad…todo esto hace que las actuales comunicaciones se conviertan en algo sospechosamente inauténtico y, a su vez, convierte a las relaciones interpersonales en frágiles, transitorias, desnaturalizadas, líquidas al decir de Bauman. El avatar sustituye al yo. Casi se autogenera mintiendo a su propia conciencia y desarrollando un personaje, que no persona. La aparición de la inteligencia artificial en el devenir diario de las personas está alcanzando y transformando todas sus dimensiones. Con o sin su consentimiento, lo algorítmico está ocupando espacios vitales del ser humano que afecta a su visión del mundo y por lo tanto, a su modo de entender de la vida y las acciones que realiza en el día a día. Tanto es así, que la pregunta que ronda cada vez de manera más alarmante y seria es si la inteligencia artificial será capaz de sustituir a la natural. Como mínimo necesitará esta cuestión de una interpretación urgente y necesaria que sitúe a la artificial como, eso mismo, artificio de la natural e inequívocamente imposible de ser lo que no puede por definición. La IA, como asegura A. Domingo en su último libro, “(…) Y aquí está uno de los nudos gordianos del problema porque en estos ámbitos se confunde con mucha facilidad la inteligencia con el conocimiento, se olvida que la inteligencia humana es estructuralmente corporalmente sentiente”. Entendemos que la IA es el máximo exponente de una modernidad que recurre, de alguna manera, a cierto mecanicismo actualizado que se empeña en construir una civilización científico-técnica donde se desdibuja la antropología humanista apareciendo el sueño cibernético como meta final del ser humano. Maritain ya realizó en su día una severa crítica a todos estos sistemas cientifistas que abogaban por un subjetivismo o individualismo moderno. Por otro lado, este nuevo transhumano se halla sumergido en un océano de datos y metadatos que engullen las conciencias y despersonaliza al usuario convirtiéndolo en un número. Es por ello, que, en el noble arte de comunicarse, esta persona del siglo XXI corre el serio peligro de perder su identidad personal. Al final, no se sabe bien quien se comunica con qué o quién: yo con otro yo, o con otra máquina; o mi avatar, disfraz de mi yo, con otro avatar inauténtico. Observamos pues, un ser humano saturado de tecnología que leimpide reconocer al otro como sujeto (hablas a un algoritmo, no es un quién, es un qué). El vínculo social, esencial para comprender al ser humano, se ve diluido por la “hipertecnologización”. En Maritain se reivindica la fortaleza, la vitalidad de la relacionalidad como elemento indispensable en su propuesta integral humanizadora. La pregunta es ¿tiene cabida en este siglo XXI? Nuestra respuesta es que incluso sería necesario."


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