El autor define las competencias como constructos pedagógicos formados por tres dimensiones o componentes esenciales: los conocimientos (SABER), las capacidades (SABER HACER) y las actitudes y valores (SABER SER). Sin embargo, todavía camino por recorrer en el sentido de definir e identificar una competencia ético-social, a juicio del autor, falta diseñar esta competencia y transferir su aprendizaje a todos los espacios educativos, sean formales o no formales.
Expone una primera propuesta de dimensiones o descriptores de la competencia ética que, a su vez y para poderlas enseñar o educar, hay que descomponerlas en indicadores competenciales o comportamientos observables y evaluables. Así cada indicador estará ligado a su vez por las tres dimensiones claves: conocimientos, capacidades y valores. Para trabajar estos indicadores y dimensiones, García-Rincón propone metodologías participativas , creativas y dinámicas con dos ejemplos.
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