Manuel José Jiménez Rodríguez, Ovidio Burgos Acuña
Los autores se proponen ubicar el proceso de Iniciación Cristiana en el contexto de la Evangelización. El proceso evangelizador tiene una serie de etapas, íntimamente unidas entre sí: la acción misionera, la acción catecumenal e iniciatoria y la acción pastoral. Todas están al servicio de la conversión permanente y de la creación de comunidades maduras y adultas en la fe. La acción misionera se ejerce a través de la acción de convocatoria y la llamada a la fe. La etapa iniciatoria o catecumenal, introduce a la Iglesia a quienes se han convertido y aceptado la fe, por medio de la catequesis, por la participación en los sacramentos, por los comportamientos morales y testimonio que brotan de su incorporación. La etapa de acción pastoral alimenta a los cristianos ya iniciados y los ayuda a madurar constantemente su fe a lo largo de toda la vida. Los autores insisten en la fuerte unidad e interrelación entre estas etapas, a fin de que la unión con Cristo sea cada vez más íntima, la formación sea integral y se construyan comunidades fraternas y auténticamente misioneras.
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