Irlanda
Partiendo de la propuesta de cambio de la formación inicial del personal docente en Irlanda hacia una versión del modelo pedagógico clínico, me pregunto cómo podemos pensar en la experiencia en la escuela de los futuros profesores en lo que respecta a aquellas capacidades que promueven la subjetividad. En este artículo comparto una perspectiva filosófica sobre el valor educativo de la experiencia en escuelas durante la formación inicial del profesorado. En mi opinión, la presencia de la universidad en la escuela debería examinarse detenidamente. Una relación más estrecha repercute en la amplitud y la posibilidad de la experiencia escolar de los futuros profesores, y como tal, en el desarrollo de la percepción del educador de su propia importancia y de la importancia de los otros. Lo hago recurriendo a la filosofía de Hannah Arendt sobre la pluralidad y los comienzos, y de Gert Biesta sobre la subjetivación y la «des-subjetivación», para considerar la importancia de la naturaleza de la existencia en el mundo para el desarrollo del individuo como un sujeto de libertad y responsabilidad.
La Interrupción se propone como una capacidad educativa, que contribuye de manera significativa a la vida como educador en el mundo de la escuela y precisa de una auténtica experiencia abierta en el mundo real para prosperar. Podemos ser interrumpidos desde fuera, interrumpir a otra persona o un momento, o interrumpirnos a nosotros mismos desde nuestro interior. Es un llamamiento a la desaceleración, a la escucha y a la atención. La Interrupción se repite. Además, el educador puede ser quien interrumpe, quien resiste. El educador con capacidad de Interrupción valora la pausa y la consideración, enfatizando una resistencia reflexiva y ocupando su lugar como sujeto en el mundo.
Emerging from the suggestion that initial teacher education in Ireland shift to a version of the clinical school model, I ask how can we think about the in-school experience of student teachers in terms of those capabilities which promote subjectivity? In this paper I share a philosophical perspective on the educational value of the in-school experience during initial teacher education. I suggest that the university’s presence in school ought to be carefully considered. A closer relationship has implications for the breadth and possibility of the in-school experience of student teachers, and as such the development of the educator’s sense of their own significance and the significance of others. I do so by engaging with the philosophy of Hannah Arendt on plurality and beginnings, and Gert Biesta on subjectification and ‘subject-ness’, to consider the significance of the nature of existence in the world to the development of the individual as a subject of freedom and responsibility.
Interruption is proposed as an educational capability, which contributes in a meaningful way to life as an educator in the world of the school and requires open authentic real-world experience to flourish. We can be interrupted from outside, interrupt another person or a moment, or interrupt ourselves from within. It calls for a slowing down, for listening and attention. Interruption recurs. Furthermore, the educator may be the one who interrupts, who resists. The educator capable of Interruption values pause and consideration, foregrounding thoughtful resistance, and taking their place as a subject in the world.
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