Marcos García Vidal, Jose María Sola Reche
La convivencia no es un concepto unitario ni estático, sino una construcción colectiva y dinámica, sujeta a modificaciones conforme varían en el tiempo las interrelaciones de los actores que en ella participan. Esto contiene una implicación fundamental: la convivencia no es responsabilidad individual de ninguno de sus actores, sino de todo el conjunto de los miembros de la comunidad educativa. Por ello, plantear un aprendizaje democrático que favorezca el diálogo entre personas, la ayuda mutua y la cooperación, un aprendizaje que desee abrir espacios donde compartir intereses, inquietudes, preocupaciones, donde se pueda ofrecer y pedir ayuda, además de incluir a todas las personas para que se involucren en la elaboración de normas propias del grupo, etc., es una de las tareas a la que nos enfrentamos constantemente en favor de generar los climas propicios para una buena convivencia.
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