En las Universidades, la formación de investigadores tiene su mayor expresión en el nivel de posgrado, específicamente en el nivel doctoral. Esto es identificado en diversos países y regiones del mundo, siendo la más conocida el modelo de los Estados Unidos. La formación de doctores como proceso social intencional se desarrolla a través de la construcción de significados y sentidos entre los sujetos implicados, gesta escuelas de pensamiento que se proyectan en las universidades en una formación científico profesional. Esta estará condicionada por la gestión de la formación doctoral, de lo cual se revela la importancia del presente artículo. Desde esta perspectiva, el proceso de formación doctoral involucra cambios profundos en las concepciones de la gestión de la formación doctoral y su control sistemático, cuyos fundamentos alcancen la consideración de la relación entre el pensar y el ser, desde presupuestos humanistas que reconozcan la complejidad de los procesos estudiados y el rol de los sujetos implicados. Los programas de formación doctoral se han de constituir en resultados y sustentos del desarrollo científico con proyectos de ciencia e innovación tecnológica, aplicados en los contextos diversos y actividades concretas de los implicados
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