Este trabajo pretende clarificar el sustrato neuroanatómico de la conciencia a partir de una teoría concreta, la del Circuito Triangular de David LaBerge, según la cual la conciencia necesita de la activación de un mecanismo atencional previo pero va más allá del mismo, ya que incluye al sujeto en el que dicho mecanismo se ha activado. Es decir, la conciencia supone tanto la operación de atender a un objeto u evento como la de atender al actor cuya representación cortical se activa cuando dirige su atención a dicho objeto u evento. De esta forma nos encontraremos con que atención y conciencia quedan interconectadas a través de áreas muy concretas del cerebro humano mediante dos circuitos triangulares.
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