Existe la creencia, apoyada por el paso de los años, de que en la que la clase de latín los estudiantes se limitaban a aprender “rosa-rosae” y a traducir sin parar los antiguos textos de César sobre las Galias. Y, si bien es cierto que haya podido pasar algo parecido, esta metodología, como cualquier otra, que a determinados estudiantes y en épocas concretas puede haber tenido buenos resultados, no tiene porqué ser la única. De este modo juegos con dados, “storycubs”, cartas, magia, códigos QR, realidad virtual, teatros, juegos de mesa, etc. fueron dando paso a lo curricular, de una forma lúdica, pero no por ello menos exigente. Se podría decir que casi lo contrario, ya que la implicación de los estudiantes fue tal quelas líneas de trabajo e investigación fueron más allá de lo planteado en un principio. Una aventura que nos ha hecho a estudiantes y profesores disfrutar aprendiendo.
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