Videojuegos de éxito entre la juventud han incorporado opciones de pago que abren la puerta a fenómenos como el llamado skins gambling (uso de bienes virtuales para apostar dinero real), o el pago de microtransacciones para obtener ventajas que, incluso, llegan a ser necesarias para que el jugador logre los objetivos del juego (pay to win). A esto se suman las llamadas lootboxes, que incorporan al pay to win un componente azaroso similar a las máquinas de los salones de juego. Esto deja desprovisto al videojuego de su posible beneficio pedagógico y obliga al profesorado a conocer sus características y riesgos para el desarrollo adecuado de la competencia digital en su alumnado.
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