Gerona, España
Este estudio analiza la litigación climática en conexión con el requisito de la causalidad. Como es sabido, la causalidad es uno de los requisitos o presupuestos tradicionales de la responsabilidad civil. Si se pretende que las personas asuman la reparación de los daños que causan, es evidente que el nexo causal es una de las piedras angulares de esa institución. Sin embargo, en materia medioambiental la realidad es que el requisito de la causalidad es uno de los más problemáticos y, en cambio, menos analizados. Concretamente, en el ámbito más particular de la litigación por el cambio climático, donde las demandas se basan principalmente en la idea de la sostenibilidad, el nexo causal suele ser una de las facetas menos estudiadas. El presente trabajo pone en conexión ese requisito tradicional de la RC con el nuevo paradigma de los ODS. La conclusión es que cierta tensión entre lo viejo y lo nuevo es inevitable. Algunas soluciones novedosas parecen difícilmente reconciliables con los paradigmas clásicos. No obstante, es posible que el carácter colectivo del cambio climático ofrezca la clave para salir de ese atolladero.
This paper analyzes climate litigation in connection with the condition of causation. As is well known, causation is one of the traditional requirements or conditions of tort liability. If it is intended that people assume the reparation of the damages they cause, the causal link is one of the cornerstones of that institution. However, in environmental matters the reality is that the equirement of causation is one of the most problematic and, rather paradoxically, also less analyzed. In particular, in the specific area of climate change litigation, where judicial claims filed are mainly based on the idea of sustainability, the causal link is usually one of the least studied issues. This paper thus connects this traditional requirement of tort law with the new paradigm introduced by the SDGs. The conclusion is that a certain tension between the old and the new is inevitable. Some novel solutions seem difficult to reconcile with classic paradigms. However, it is possible that the collective nature of climate change offers the key to getting out of that quagmire.
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