Madrid, España
This article explores the filmmaking practice of the Madrid-based filmmaker Tino Calabuig in the 1970s, work that was based on his analysis of the city of Madrid and the living conditions of its resi-dents. It examines one of Calabuig’s most important projects of that period: the documentary La ciudad es nuestra [The City Is Ours] (1975), a protest film providing counter-information on the administrative neglect suffered by some of Madrid’s outer suburbs, such as Pozo del Tío Raimundo, Barrio del Pilar, and Orcasitas. This article analyses the film to identify Calabuig’s interest in revealing the situation in these neighbourhoods and highlighting the role played by grassroots associations in collective calls for social development. It looks at how La ciudad es nuestra was filmed, the importance of a group dynamic in its production, and how Calabuig conceived of its exhibition in a way that would encourage debate about the possibility of social change. It also shows how the documentary, as a testimony to the neighbour-hood struggles during the period marked by the shift from the end of the Franco regime to Spain’s transition to democracy, constitutes a key tool for understanding the historical narratives constructed around the grassroots movements of Madrid in the 1970s.
Este artículo gira en torno a la obra audiovisual que llevó a cabo el cineasta madrileño Tino Calabuig en los años setenta, una obra ba-sada en el estudio de la ciudad de Madrid y las condiciones de vida de sus habitantes. El análisis está centrado en uno de los proyectos de Calabuig más relevantes de esa época: el documental La ciudad es nuestra (1975), un film contrainformativo y de denuncia acerca de la situación de abandono administrativo en la que se encontraban algunos barrios del extrarradio madrileño, como el Pozo del Tío Rai-mundo, el Barrio del Pilar y Orcasitas. En este artículo, se analiza el film con el fin de constatar el interés de Calabuig por denunciar la situación en la que se encontraban estos barrios y destacar el papel ejercido por las asociaciones de vecinos en la demanda colectiva de mejoras sociales. En el texto, se muestra de qué modo se filmó La ciu-dad es nuestra (1975); cómo la filmación se llevó a cabo gracias a una dinámica grupal; y cómo Calabuig pensó la exhibición del film para que esta pudiera fomentar un debate en torno a un posible cambio social. A su vez, este artículo muestra cómo el documental, en cuanto que testimonio de las luchas vecinales durante el periodo en el que convergen el tardofranquismo y la transición, se constituye en una herramienta clave para pensar los relatos históricos construidos en torno a los movimientos vecinales de Madrid en los setenta.
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