Colombia
El paradigma moderno-colonial cimentado en prácticas de saber/poder ha erigido la monocultura de la razón occidental como única fuente de conocimiento válido, desde la cual, históricamente, se ha obviado e invisibilizado la diversidad de modos de significar y habitar el mundo. No obstante, existen diversas experiencias de conocimiento atávico que, ancladas en el lenguajear, en el ser en el lenguaje, han pervivido tal como la propuesta política que la Universidad maya Ixil de Guatemala gestiona en sus comunidades, mediante el estudio y la práctica del tichajil, o el buen vivir indígena, y su compromiso con el cuidado de la memoria, de la tierra y de la vida. El artículo visibiliza esta experiencia y la reconoce como un referente epistémico valioso para tensionar la producción de conocimiento en nuestras universidades y su pertinencia para el tiempo presente. En sus conclusiones destaca la potencia de la comunalidad, del vínculo con la tierra y la naturaleza, de la riqueza de sus ecologías que transgreden la convencionalidad capitalocéntrica-colonial, como insumos para la construcción de una educación contrahegemónica que viabilice un giro epistémico y existencial.
The modern-colonial paradigm based on knowledge/power practices has positioned the monoculture of Western reason as the only valid source of knowledge, from which the diversity of ways to provide meaning to and inhabit the world has been historically ignored and invisibilized. Nevertheless, there are various experiences of atavistic knowledge that, anchored in the practice of language, in being in a language, have survived as the political proposal employed by the Ixil Maya University of Guatemala in their communities, through the study and practice of the Tichajil, or the indigenous good living, and its commitment to the care of memory, land, and life. This article provides visibility to this experience and recognizes it as a valuable epistemic reference to stress the production of knowledge in universities, as well as its relevance for the present time. The conclusions highlight the power of communality, of the link with land and nature, of the richness of its ecologies, which transgress capital-centric-colonial conventionality, as inputs for the construction of a counter-hegemonic education that enables an epistemic and existential turn.
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