El Sella es un río con suerte. Nace en el corazón de los Picos de Europa y después de recorrer los paisajes más espectaculares del Oriente asturiano muere en las batidas aguas del Cantábrico. Un río que presume de tener los mejores salmones, truchas y anguilas, de regar las fértiles huertas de los valles, de saciar la sed del ganado de carne "roxa" (casinas y carreñas) y de albergar una gastronomía única.
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