Alejandro Iborra Cuéllar, Ana Belén García Varela, Luana Bruno
La educación para la ciudadanía global debe tener en cuenta el contexto educativo de los futuros docentes, ya que son ellos los responsables de la educación de las próximas generaciones. Una competencia global en estos futuros docentes implica la posibilidad de generar una educación que cree valor (Makiguchi, 1998), además de un sentido de pertenencia y una preocupación y conexión con el resto de las personas con las que compartimos este planeta. En este trabajo presentamos los resultados obtenidos con un grupo de 30 alumnos que participaron, durante un cuatrimestre, en una actividad de innovación consistente en diseñar una escuela ideal e impartir una clase real. Los alumnos completaron unos cuestionarios en los que iban evaluando las clases que recibían de sus compañeros en términos de motivación y del tipo de actividades realizadas. Al comparar las lecciones del principio del curso con las del final, los estudiantes aumentaron significativamente su percepción de la motivación de significado, pero no de la motivación de logro y de afiliación. Además, pasaron de una concepción basada en la transmisión de información a enfoques basados en la interacción y la aplicación de los conocimientos adquiridos. Discutimos la importancia de estos resultados, diferenciando la variabilidad presente entre seis grupos diferentes de estudiantes y sus implicaciones para la demanda implícita de la competencia de ciudadanía global, considerando las tendencias actuales en el contexto de la educación superior (Palmer, et al., 2010).
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