Zuamí Villagrán, Sughey González Torres, Efigenia Montalvo González, Javier Eugenio García de Alba Verduzco, Blanca Catalina Ramírez Hernández, Luis Miguel Anaya Esparza
Los alimentos funcionales se caracterizan por contener en su matriz componentes con actividad biológica capaces de mejorar la salud y bienestar de los consumidores. El presente documento revisa el impacto del consumo de alimentos funcionales en enfermedades no transmisibles, trastornos gastrointestinales, deterioro cognitivo y COVID-19. De acuerdo con la literatura, el consumo de yogurt, leche baja en grasa y quinoa ayudan a controlar la diabetes mellitus tipo 2, al incrementar las HDL y mejorar la resistencia a la insulina. El jengibre y té verde contribuyen a la pérdida de peso, al aumentar la sensación de saciedad y disminuir el índice de masa corporal; además, el té de Camellia sinensis reduce los niveles de triglicéridos. Asimismo, el consumo de fresas, chía y yogurt previenen y controlan riesgos cardiovasculares, al mejorar la función endotelial y reducir la presión sistólica. Además, el consumo de galletas adicionadas con fibra, yogurt y extractos de Aloe vera ayudan en el control o prevención de trastornos gastrointestinales (constipación, colitis, diarrea asociada a antibióticos, diarrea no sanguinolenta y síndrome de intestino irritable). Adicionalmente, el consumo de té verde, granada, pescado y Ginkgo biloba previenen el deterioro cognitivo y mejoran la activación verbal y espacial. Además, el consumo de alimentos funcionales ricos en antioxidantes se propone como coadyuvante en la prevención de enfermedades virales como la COVID-19. Los principales efectos benéficos se asocian con la presencia de compuestos fenólicos, flavonoides, carotenoides, fibra dietética, ácidos grasos, prebióticos y probióticos. Por lo que, el consumo de alimentos funcionales son una alternativa para mejorar la salud.
Functional foods are characterized to contain biologically active components in their matrix that can improve the health and well-being of consumers. This work aimed to review the impact of functional food consumption on non-communicable diseases, gastrointestinal disorders, cognitive performance, and COVID-19. According to the literature, the consumption of yogurt, low-fat milk, and quinoa help to control type 2 diabetes mellitus by increasing HDL and improving insulin resistance. Ginger and green tea contribute to weight-loss by increasing satiety and decreasing body mass index, and Camellia sinensis tea reduces triglyceride levels. Likewise, the consumption of strawberries, chia, and yogurt contributes to preventing and controlling cardiovascular risks by improving endothelial function and reducing systolic blood pressure. Meanwhile, the consumption of biscuits with added fiber, yogurt, and Aloe vera extracts helps to control or prevent gastrointestinal disorders (constipation, colitis, antibiotic-associated diarrhea, non-bloody diarrhea, and irritable bowel syndrome). Additionally, green tea, pomegranate, fish, and Ginkgo biloba prevented cognitive decline and improved verbal and spatial activation. Furthermore, the consumption of antioxidant-rich functional foods has been proposed as an adjuvant in preventing viral diseases such as COVID-19. The main beneficial effects are associated with the phenolic compounds, flavonoids, carotenoids, dietary fiber, fatty acids, prebiotics, and probiotics. Thus, the consumption of functional foods is an alternative to improve health.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados