En este artículo se destaca la importancia de la competencia emocional en la labor educativa docente, especialmente en un contexto marcado por la crisis y el aumento del estrés y la ansiedad en estudiantes y comunidades educativas. Se enfatiza en la necesidad de que los docentes desarrollen habilidades emocionales para crear un ambiente seguro y propicio para el aprendizaje. Además, se resalta el papel crucial de la acción tutorial en la atención a las necesidades emocionales de los estudiantes, desde la infancia hasta la adolescencia.
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