Objetivo. Revisar la relación que existe entre temperatura corporal y gravedad de un ictus agudo, así como analizar la evidencia publicada sobre la utilidad de la hipotermia como mecanismo neuroprotector en estos pacientes. Desarrollo. En pacientes con ictus agudo, la hipertermia incrementa el consumo de oxígeno y los requerimientos metabólicos de las células cerebrales, favorece la liberación de radicales libres, glutamato y otros mediadores de daño neuronal, y facilita los procesos bioquímicos implicados en la muerte cerebral programada en la penumbra isquémica. Estudios preliminares sugieren que es factible y relativamente seguro inducir hipotermia moderada en pacientes con ictus agudo y que esto podría traducirse en un mejor pronóstico para estos enfermos, en términos de reducción de mortalidad y de recuperación funcional en los sobrevivientes. Para aumentar su probable eficacia, la hipotermia debe inducirse en las primeras 6-12 horas del evento, debe durar por lo menos 24-48 horas, y realizarse con mantas refrigerantes u otros medios físicos, ya que los antipiréticos no son eficaces para inducir hipotermia en sujetos normotérmicos. Conclusiones. La hipertermia es definitivamente perjudicial en pacientes con ictus agudo y debe tratarse. La hipotermia inducida no debe considerarse un procedimiento rutinario en pacientes con ictus, hasta que su seguridad y eficacia no se demuestre en estudios a gran escala. Los pacientes con hipotermia inducida deben monitorizarse estrechamente para evitar la presencia de complicaciones inherentes al procedimiento.
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