Los libros de recetas de cocina son un terreno fértil para los sentidos. Nos retrotraen a los olores y texturas de los alimentos que conocemos. Nos recuerdan sensaciones que recreamos con facilidad, siempre que conozcamos los ingredientes y el paladar haya probado los platos. La memoria de las sensaciones nos recrea el festín al leer un arte de cocina, recreando un mundo de manjares de papel, alimentado la memoria sensorial, pero también ofreciendo una pauta de repetición al recrear los pasos para conseguir la alquimia de transformación de los alimentos mediante el fuego. En estos libros encontramos los nombres de los productos empleados en la elaboración, así como el método de elaboración, la cocción preferida y los utensilios de las cocinas. Es un rico vocabulario que evoluciona notablemente en el tiempo e incorpora tradiciones diversas y productos nuevos.
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