Este trabajo se planteó con el objetivo de conseguir vinos de larga crianza de calidad a partir de uvas Monastrell, pues son los de mayor prestigio y los que alcanzan más alto precios en el mercado, distinguiendo a las Denominaciones de Origen ya que no todas pueden disponer de este tipo de vinos. Tradicionalmente los vinos tintos de Monastrell son de consumo anual o de cortas crianzas, debido principalmente al bajo contenido fenólico de esta vinífera que dificulta la prolongación del envejecimiento. Sin embargo, en este trabajo se ha demostrado que esta vinífera cultivada en parcelas seleccionadas de más de 30 años, vendimiadas en su momento óptimo de madurez y vinificadas adecuadamente, proporcionan vinos capaces de soportar largas crianzas de calidad independientemente de la especie de roble de la barrica, aunque con peculiaridades diferentes dependiendo de la naturaleza de la madera.
Entre las conclusiones más importantes podemos destacar que:
El tipo de madera de la barrica influye sobre la concentración en el vino de algunos compuestos originarios de la misma. Así, mientras que el eugenol y la cis-whiskeylactona son más abundantes en vinos en contacto con roble americano, la vainillina lo es en vinos en contacto con roble francés.
El roble americano se valora más positivamente para crianzas cortas de estos vinos y el roble francés para largas.
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