La consideración del lenguaje como habilidad innata común a todos los seres humanos más que como resultado de la exposición al lenguaje desde el nacimiento se recoge en dos conceptos básicos como son el instinto del lenguaje, propuesto por Pinker (1994), y la gramática universal, propuesto por Chomsky (1965). El innatismo del lenguaje establece una base común para la adquisición infantil tanto monolingüe como bilingüe, aunque, a diferencia de los niños monolingües que están expuestos a una lengua, los niños bilingües simultáneos reciben input en dos lenguas desde el nacimiento. En el caso de la adquisición bilingüe, existe un consenso general sobre el hecho de que los niños bilingües diferencian los dos sistemas lingüísticos ya desde la primera etapa de su desarrollo, lo que se conoce como la Hipótesis del Sistema Lingüístico Diferenciado (Genesee 1989, Meisel 1989, De Houwer 1990, Genesee, Nicoladis y Paradis 1995, entre otros). Sin embargo, cómo interactúan estos dos sistemas durante el desarrollo lingüístico siguen siendo objeto de debate: por un lado, la Hipótesis del Desarrollo Interdependiente argumenta que una de las lenguas sirve de guía al desarrollo de la otra, de tal forma que se produce una influencia sistemática de la gramática de una lengua en la gramática de la otra durante el proceso de adquisición bilingüe (Cummins 1979, 1991, Bernhardt y Kamil 1995, Gawlitzek-Maiwald y Tracy 1996, Döpke 2000, Hulk y Müller 2000, Paradis y Navarro 2003, Van Gelderen et al. 2004, Sorace 2004, Serratrice et al. 2004, Lleó y Rabow 2006, entre otros). En este sentido, los patrones de desarrollo de la adquisición bilingüe son diferentes de los de la adquisición monolingüe. Por otro lado, la Hipótesis del Desarrollo Autónomo defiende que los patrones de la adquisición de cada lengua son los mismos que los que guían la adquisición de las mismas lenguas en los niños monolingües, de tal forma que ninguna de las dos lenguas influye en el desarrollo de la gramática de la otra durante el proceso de adquisición (Padilla y Liebman 1975, De Houwer 1990, Nicoladis 1994, Paradis y Genesee 1996, 1997, Meisel 2001, entre otros).
El fin del presente estudio consiste en aportar pruebas empíricas nuevas de que el desarrollo de las dos lenguas en los niños bilingües es interdependiente y que el desarrollo del sistema bilingüe se caracteriza por una influencia interlingüística entre las dos lenguas. Más concretamente y dentro del marco de la Hipótesis del Desarrollo Interdependiente, el presente trabajo de investigación se centra en el análisis de la adquisición y producción de objetos directos (ODs) por parte de niños bilingües de chino-inglés. Dado que el chino permite de forma sistemática el uso de objetos nulos mientras que en inglés su uso está más restringido, el objetivo es determinar si existe influencia interlingüística y, si así fuera, cómo se materializa y cuál es su direccionalidad. Con el fin de abordar dichas cuestiones, se ha llevado a cabo un estudio comparado doble de la producción de los niños bilingües de chino-inglés en las etapas iniciales de adquisición del lenguaje: por un lado, presento una comparación entre bilingües y monolingües de chino y de inglés para dar cuenta de la posible influencia entre las dos lenguas del bilingüe de chino-inglés; por otro lado, presento una comparación entre bilingües de chino-inglés y bilingües de español-inglés con objeto de determinar si existe un efecto bilingüe que explique la producción de estos hablantes independientemente del par de lenguas que estén adquiriendo.
La presente tesis está organizada de la manera siguiente: en el capítulo 1 se aborda la cuestión de la transitividad desde el punto de vista de la teoría lingüística y se centra, por un lado, en la naturaleza de los argumentos verbales (ver el apartado 1.1) y, por otro lado, en la naturaleza de los ODs en los verbos transitivos (ver el apartado 1.2). También se presenta una revisión de diferentes propuestas que explican la distribución de ODs explícitos y nulos interlingüísticamente (ver el apartado 1.3). Al final del capítulo 1, ofrezco un resumen comparado de las semejanzas y diferencias entre las tres lenguas implicadas en el presente estudio (el inglés, el chino y el español) en cuanto a la distribución de ODs explícitos y nulos. El capítulo 2 ofrece una revisión de estudios empíricos de adquisición infantil de monolingües (ver el apartado 2.1) y de bilingües (ver el apartado 2.2). En el capítulo 3, detallo la metodología del presente estudio en donde describo los objetivos e hipótesis (ver el apartado 3.1), los perfiles de los participantes (ver el apartado 3.2), el proceso de selección de datos (ver el apartado 3.3) y los criterios utilizados para su clasificación (ver el apartado 3.4). En el capítulo 4, con el fin de analizar la posible influencia interlingüística entre las dos lenguas de los niños bilingües de chino-inglés así como el papel que puedan jugar otros factores que interactúen con la influencia interlingüística, presento un análisis lingüístico doble de los ODs producidos por los participantes de la manera espontánea en inglés (ver el apartado 4.1) y en chino (ver el apartado 4.2). A continuación, en el apartado 4.3, presento un análisis detallado del papel que juega la lengua dominante en la influencia interlingüística basado en los resultados de los análisis de los datos del inglés y del chino. Al final del capítulo 4, una vez presentados los resultados del análisis y partiendo de las hipótesis propuestas previamente en el presente trabajo (ver el apartado 4.4), procedo a exponer las implicaciones más importantes que los resultados pueden tener en las principales cuestiones que he ido presentando a lo largo de los capítulos anteriores. La última parte del presente estudio incluye un apartado dedicado a las conclusiones que planteo a partir de los resultados del análisis lingüístico de la producción de ODs que aquí presento, así como a sus posibles aplicaciones en futuros trabajos de investigación. Respecto a la caracterización lingüística de los ODs, el chino defiere del inglés y del español al menos en los siguientes aspectos esenciales: (i) la omisión fonética de objetos como una propiedad gramatical muy frecuente en chino a diferencia de su uso más restringido en inglés y en español; y (ii) los análisis propuestos para explicar el fenómeno de objeto nulo en chino (como una lengua cuyas oraciones se articulan en torno a cadenas del tema y por tanto presentan una orientación más discursiva (Li y Thompson 1976, Tsao 1979, 1990, Huang 1984) a diferencia de los análisis propuestos para explicar el fenómeno en inglés y en español (como lenguas en las que las oraciones se estructuran en torno a la sintaxis y a la distinción entre sujeto y predicado). En particular y mediante un enfoque comparado, demuestro que la diferencia de la distribución de ODs explícitos y nulos entre el chino, el inglés y el español resulta de la diferencia tipológica de las tres lenguas y de los consiguientes parámetros que las explican: el chino está controlado por el Parámetro Orientado al Discurso (Huang 1984, Wang et al. 1992) mientras que el inglés y el español están controlados por la Generalización de Taraldsen (1978) y el Parámetro de las Categorías Vacías (Rizzi 1994). En cuanto al desarrollo gramatical infantil, la omisión de categorías que caracteriza las etapas iniciales de la adquisición del lenguaje también afecta a la categoría de objeto, además de a la flexión, al sujeto oracional, etc. Estudios previos han demostrado que todos los niños monolingües pasan por una etapa en la que producen ODs nulos independientemente de si su lengua materna los permite o no. Existen cuatro explicaciones principales para este fenómeno: (i) limitaciones en la producción de los niños (Valian 1991), (ii) la capacidad de los niños de asociar el uso de ODs con factores contextuales (Rispoli 1992, Guerriero, Oshima-Takane y Kuriyama 2006), (iii) influencia del entorno lingüístico de los niños (Ingham 1993, Tomasello y Brooks 1998, Brooks 1999, Tomasello 2001) y (iv) el objeto nulo cognado como la opción predeterminada en las primeras etapas del lenguaje infantil (Pérez-Leroux, Pirvulescu y Roberge 2008).
Con respecto a la adquisición bilingüe y en el marco de la Hipótesis del Desarrollo Interdependiente, la influencia interlingüística puede tener tanto efectos positivos como negativos. En este sentido, Paradis y Genesee (1996) distinguen tres tipos de manifestaciones de la influencia interlingüística: (i) aceleración, (ii) retraso y (iii) transferencia. Aceleración hace referencia a que una propiedad gramatical emerge en la gramática de un bilingüe antes de lo que sería la normal en la adquisición gramatical de un monolingüe. Esto podría ocurrir si existen estructuras sintácticas idénticas disponibles en las dos lenguas pero que emerjan antes en una de las lenguas del bilingüe lo cual permite que los niños bilingües avancen la gramática de una lengua según la de la otra; es decir, el sistema lingüístico más avanzado podría impulsar el desarrollo del otro (Hsin 2012). Retraso significa que el proceso adquisitivo en bilingües se retrasa a la hora de adquirir ciertas propiedades gramaticales en comparación con los monolingües y transferencia consiste en la incorporación de una propiedad gramatical de una gramática en la otra, lo que conllevaría, en ambos casos, diferencias significativas en los procesos adquisitivos entre niños bilingües y monolingües. Tales influencias interlingüísticas negativas podrían ser explicadas debido al mayor dominio de una lengua sobre otra (Hulk 1997) o a los diferentes períodos de madurez de las dos lenguas (Paradis y Genesee 1996). Asimismo, Hulk y Müller (2000) argumentan que la influencia interlingüística puede surgir cuando se dan las dos condiciones siguientes: (i) la influencia ocurre en la interfaz entre la sintaxis y la pragmática, particularmente en el llamado dominio-C, ya que esta es un área que también resulta vulnerable para los niños monolingües cuando adquieren su lengua materna; y (ii) la influencia sintáctica ocurre solamente si la lengua A posee una construcción sintáctica que pueda permitir más de un análisis sintáctico y, al mismo tiempo, la lengua B contiene suficiente evidencia de ambos aspectos sintácticos. En otras palabras, se tiene que dar cierto solapamiento entre ambas lenguas a nivel superficial (Hulk y Müller 2000, Müller 2003).
En relación a la adquisición de ODs en niños bilingües, los estudios anteriores muestran resultados contradictorios: Serratrice, Sorace y Paoli (2004) en su estudio sobre la producción de ODs de un niño bilingüe de italiano-inglés en sus dos lenguas maternas no han detectado ningún tipo de influencia interlingüística, mientras que en los estudios de Yip y Matthews (2005, 2007) sobre la producción de ODs en inglés de niños bilingües de chino-inglés, de Paradis, Crago y Genesee (2006) sobre la de niños bilingües de inglés-francés y de Mykhaylyk y Ytterstad (2015) sobre la de niños bilingües de inglés-ucranio, los datos muestran una posible transferencia de una lengua a otra en la producción de los bilingües. En el caso de Müller y Hulk (2001), de Pérez-Leroux, Pirvulescu y Roberge (2009) y de Pirvulescu et al. (2014) se observa un retraso en la adquisición bilingüe de ODs.
Tomando como punto de partida los análisis de ODs que ofrece la teoría lingüística así como los de los estudios previos de adquisición bilingüe, en la presente tesis, me centro en las cuestiones principales siguientes: - ¿Interactúan los dos sistemas lingüísticos en los niños bilingües? - Si existe influencia interlingüística, ¿cómo es su naturaleza y cuál es la direccionalidad en el desarrollo lingüístico de los niños bilingües? La primera cuestión trata de la naturaleza de la influencia interlingüística e implica examinar las tres manifestaciones propuestas por Paradis y Genesee (1996) en los datos seleccionados en el presente estudio. La segunda cuestión explora los factores que podrían conformar y caracterizar la influencia interlingüística entre los que se encuentran los diferentes períodos de madurez de las dos lenguas, la ambigüedad del input, el papel de la lengua dominante y el tipo de verbo.
Con el fin de abordar estas dos cuestiones, propongo doce hipótesis, seis de las cuales tratan de la influencia del chino al inglés y las otras seis, de la influencia del inglés al chino. En cuanto a la influencia interlingüística del chino al inglés, planteo dos escenarios: uno en el que el chino podría causar interferencia y el otro en el que el chino no causa interferencia en el inglés. Si se produce interferencia interlingüística del chino al inglés, los niños bilingües de chino-inglés producirán muchos más ODs nulos en inglés en comparación con los niños bilingües de español-inglés y los monolingües de inglés, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. Si no existe interferencia, la producción de los niños bilingües de chino-inglés será comparable a la de los niños bilingües de español-inglés y a la de los niños monolingües de inglés. Además, al ser parecidos tipológicamente el español y el inglés respecto al uso de ODs, no se esperará interferencia del español al inglés. Por esta razón, se prevé que la producción de los niños monolingües de inglés sea parecida a la de los niños bilingües español-inglés. En cuanto a la influencia del inglés al chino, planteo otros dos escenarios: uno en el que el inglés podría interferir en el chino y el otro en el que los objetos explícitos en inglés podrían tener un efecto de aceleración en el chino con respecto al uso de ODs. En el caso de interferencia del inglés al chino, los niños bilingües de chino-inglés producirán muchos más objetos explícitos que los monolingües de chino y quizás también más objetos nulos lo cual supondrán un retraso con respecto a estos últimos. Por el contrario, si existe aceleración, los niños bilingües de chino-inglés producirán más ODs adultos y antes en el desarrollo si los comparamos con los niños monolingües de chino. Por otro lado y teniendo en cuenta factores que podrían conformar y caracterizar la influencia interlingüística, si los diferentes períodos de madurez de las dos lenguas desempeñan un papel importante, se prevé que la influencia interlingüística ocurra del chino al inglés pero no a la inversa debido al hecho de que en chino se adquiere antes el uso adulto de los ODs. Más aún, si la ambigüedad del input es un factor importante, se prevé que se refuerce la influencia interlingüística del chino al inglés porque el chino no proporciona ningún tipo de ambigüedad respecto al uso de ODs mientras que en inglés tal ambigüedad existe debido a los distintos usos de los dos tipos de verbos (los verbos transitivos puros que no admiten la omisión fonética del OD y los verbos ambivalentes en los que bajo ciertas circunstancias se omite fonéticamente el OD). Asimismo, también se tiene en cuenta el papel de la lengua dominante entendida esta desde dos puntos de vistas diferentes: uno externo que hace referencia a la competencia lingüística de las dos lenguas maternas de los niños bilingües (Petersen 1988, Lanza 1993, 1997, Paradis y Genesee 1996, 1998, entre otros) y uno interno que toma en consideración la naturaleza de las categorías funcionales de las dos lenguas maternas de los niños bilingües (Liceras, Spradlin y Fernández Fuertes 2005, Liceras et al. 2008). Si la competencia lingüística juega un papel esencial, por un lado, los niños bilingües con el chino como lengua dominante recibirán menos influencia del inglés a chino y más influencia del chino al inglés; por otro lado, los niños bilingües de chino-inglés con el inglés como lengua dominante recibirán más influencia del inglés al chino y menos influencia del chino al inglés en su uso de ODs. Es más, si el tipo de verbos transitivos es un factor importante, independientemente de su(s) lengua(s) materna(s), los niños producirán más ODs nulos ilícitos con verbos ambivalentes que con verbos transitivos puros ya que el uso de los verbos ambivalentes no suele mostrar el mismo patrón y, por tanto, es menos transparente que el de los verbos transitivos puros. No obstante, se encontrará una diferencia cuantitativa en el inglés entre los bilingües de chino-inglés, por un lado, y los monolingües de inglés y los bilingües de español-inglés, por otro, debido al uso destacado de ODs nulos en chino.
En cuanto a los participantes, el grupo objeto de estudio está constituido por cinco niños bilingües de chino-inglés en Hong Kong extraídos del corpus Yip-Matthews en CHILDES (MacWhinney 2000). Asimismo, incluyo tres grupos de control: tres niños monolingües de inglés (el corpus Sachs, el Bloom 70 y el Demetras Trevor), dos niños bilingües de español-inglés (el corpus FerFuLice) y tres niños monolingües de chino (el corpus LeeWongLeung). Esta selección se realiza en base a los datos longitudinales de carácter espontaneo disponibles en el proyecto CHILDES (MacWhinney 2000). Teniendo en cuenta que, en relación al uso de OD s y tal y como argumenta Rispoli (1992), parece que existe un momento decisivo en el desarrollo del lenguaje infantil a la edad de 2;03 cuando el valor de la longitud media del enunciado (LME) de los niños llega aproximadamente a 2.4, las edades de los participantes oscilan entre los 2;00 y los 3;00 con pequeñas fluctuaciones considerando también los valores de la LME.
La influencia interlingüística debe distinguirse y separarse de la omisión de categorías que caracteriza las etapas iniciales de la adquisición del lenguaje en el desarrollo gramatical infantil y también del llamado efecto bilingüe. Por este motivo, en el análisis de la producción en inglés, incluyo datos de tres grupos de participantes: el grupo meta de bilingües de chino-inglés y los grupos de control monolingües de inglés y bilingües de español-inglés. Respecto al uso de ODs, el español posee un mecanismo parecido al del inglés y diferente del chino. Si, en relación al uso de ODs en inglés, los niños bilingües de español-inglés y los niños monolingües de inglés tienen una producción de ODs comparable mientras que la de dichos grupos es distinta a la de los niños bilingües de chino-inglés, podría indicar que la diferencia entre los niños bilingües de chino-inglés y los niños monolingües de inglés junto con los niños bilingües de español-inglés no resulta ni de la etapa de omisión de categorías que aparece en etapas tempranas de la adquisición, ni de la adquisición simultanea de dos lenguas (el llamado efecto bilingüe), sino que es muy probable que sea la consecuencia de la influencia del chino al inglés. El análisis de la producción en chino incluye datos de dos grupos de participantes: el grupo meta de bilingües de chino-inglés y el grupo de control de monolingüe de chino. Teniendo en cuenta que la direccionalidad de la influencia interlingüística podría vincularse a la lengua dominante de los niños bilingües, la influencia se dará de la lengua dominante a la otra. Para determinar la relación entre la direccionalidad de la influencia interlingüística y el papel de la lengua dominante a través de comparaciones de la producción de ODs en inglés y en chino, el grupo meta está construido por niños bilingües de chino-inglés con lenguas dominantes diferentes: cuatro de los cinco niños tienen el chino como lengua dominante y una, el inglés como lengua dominante.
La clasificación de los datos se realiza tomando como referencia la gramaticalidad (forma adulta frente a no adulta) así como la forma del OD (OD explícito o nulo). Asimismo, con el fin de poder proceder al análisis cualitativo, los verbos transitivos en inglés se clasifican según su tipo (verbos transitivos puros o verbos ambivalentes); y en los datos en chino, los ODs explícitos se clasifican también según su adecuación pragmática (adecuado o inadecuado).
Se lleva a cabo además un análisis longitudinal del desarrollo lingüístico dividido en tres etapas según los valores de la LME de cada niño. Las tres etapas de desarrollo se establecen siguiendo la propuesta de Rispoli (1992) según la cual existe un punto de inflexión en la adquisición infantil de ODs a la edad de 2;03 con el valor de la LME de 2.4 aproximadamente. Por este motivo, la Etapa I abarca el período en el que la LME es inferior a 2.4, la Etapa II entre 2.5 y 3.5 y la Etapa III cuando los valores de la LME son superiores a 3.5.
Con el fin de dar respuesta a las hipótesis planteadas, he llevado a cabo un estudio comparado doble: por un lado, entre la producción en inglés de los niños bilingües de chino-inglés y la de los monolingües de inglés, con el fin de determinar si la omisión de objetos caracteriza la adquisición tanto de la gramática monolingüe como de la bilingüe; y también entre dicha producción de los niños bilingües de chino-inglés y la de los niños bilingües de español-inglés, para establecer si las gramáticas bilingües son paralelas en su desarrollo; por otro lado, entre la producción en chino de los niños bilingües de chino-inglés y la de los monolingües de chino, para investigar la direccionalidad y los factores que podrían interactuar con esta. Asimismo, para investigar el papel que juega la lengua dominante, también llevo a cabo una investigación de la producción de ODs en inglés y en chino de los niños bilingües de chino-inglés con lenguas dominantes diferentes.
A la luz de estas comparaciones, el presente estudio revela que, en cuanto a la naturaleza de la influencia interlingüística, en primer lugar, existe interferencia (y en concreto, retraso y transferencia) del chino al inglés en los niños bilingües de chino-inglés, algo que queda reflejando tanto en el análisis de datos globales como en el de datos divididos por etapas. En particular, desde el punto de vista cuantitativo, los resultados muestran que los niños bilingües de chino-inglés producen ODs nulos ilícitos en inglés con una frecuencia significativamente más alta que los niños monolingües de inglés y los niños bilingües de español-inglés. Con respecto a los datos divididos por etapas, hay una diferencia significativa entre los niños bilingües de chino-español y los de los otros dos grupos de control en la Etapa II con respecto al uso de ODs. Desde el punto de vista cualitativo, en los datos de los cuatro niños bilingües de chino-inglés con chino como lengua dominante, el verbo put destaca por tener un alto índice de ODs nulos ilícitos, mientras que este fenómeno no se encuentra en los datos de los otros participantes en la presente investigación. Es muy probable que tales usos comunes e ilícitos del verbo put en la producción en inglés de los bilingües de chino-inglés provengan de su otra lengua materna (el chino) donde tales usos son gramaticales. Esto es lo que parece sugerir también del hecho de que, durante el período paralelo de su desarrollo del lenguaje, estos niños bilingües producen en chino este tipo de ODs nulos con el mismo verbo (put) de forma abundante. Y a esto se añade que ningún verbo destaca por tener un alto índice de ODs nulos ilícitos en la producción en inglés de la niña bilingüe de chino-inglés con inglés como lengua dominante, ni en la de los niños monolingües de inglés ni en la de los niños bilingües de español-inglés. Esta diferencia en la producción de los niños bilingües de chino-inglés en comparación con la de los participantes de los dos grupos de control no parece que sea el resultado del llamado efecto bilingüe ya que, de ser así, los niños bilingües de español-inglés mostrarían un patrón similar a los bilingües de chino-inglés y no es así.
En segundo lugar, y en lo que respecta a los datos del chino, no hay interferencia (ni retraso ni transferencia) del inglés al chino en los datos de los bilingües de chino-inglés ya que su producción de ODs es comparable a la de los monolingües de chino teniendo en cuenta los datos globales. Desde el punto de vista del desarrollo, la producción de ODs de los niños bilingües de chino-inglés es todavía más parecida a la de los adultos en la etapa inicial del período de investigación (la Etapa I) en comparación con la de los niños monolingües de chino en relación a la producción de ODs explícitos: en concreto, los niños bilingües de chino-inglés producen ODs explícitos con una frecuencia significativamente más similar a la cifra encontrada en las conversaciones entre adultos en el estudio de Wang et al. (1992). Además, teniendo en cuenta la adecuación de la producción de ODs, los resultados del análisis de datos revelan que los niños bilingües de chino-inglés tienen una producción pragmáticamente más adecuada, tanto en los datos globales como en los de la Etapa I. Todos estos resultados apuntan a que la producción de ODs explícitos en chino de los niños bilingües de chino-inglés no sólo es comparable a la de los niños monolingües sino también más adecuada desde un punto de vista pragmático en un determinado momento del desarrollo, lo cual sugiere un efecto de aceleración.
En relación al papel que puedan jugar los diferentes períodos de madurez de las dos lenguas de los bilingües, los resultados del análisis de datos confirman tal efecto. Se espera que el sistema de ODs del chino se desarrolle antes que el del inglés debido al uso extendido del OD nulo del chino, lo cual coincide con la opción por defecto puesta por Pérez-Leroux, Pirvulescu y Roberge (2008) y difiere de las restricciones que presentan los ODs nulos del inglés. Esto implica que los niños no tienen que superar el período de convergencia en chino pero sí en el caso de inglés. Además es de esperar que la interferencia ocurra desde la lengua que madura antes (el chino) a la que madura más tarde (el inglés) en el uso de la estructura en cuestión (los ODs) pero no a la inversa. Los resultados del presente estudio demuestran que independientemente de su lengua dominante, los niños bilingües de chino-inglés, por un lado, producen ODs nulos ilícitos en inglés de una manera diferente a los monolingües de inglés y a los bilingües de español-inglés; y por otro lado, su producción de ODs en chino no es, en ningún caso, menos adulta que la de los monolingües de chino. Estos resultados sugieren, por tanto, que la interferencia ocurre del chino al inglés.
Los resultados del análisis del presente estudio también confirman el papel que juega la ambigüedad del input. Debido al hecho de que todos los verbos transitivos en chino pueden tener ODs explícitos o nulos mientras que sólo los verbos ambivalentes en inglés se comportan de esta forma ya que los verbos transitivos puros prácticamente sólo pueden llevar ODs explícitos, la ambigüedad causada por los dos tipos de verbos en inglés podría impulsar y reforzar la interferencia del chino (la lengua no ambigua) al inglés (la lengua que presenta ambigüedad). Esto indica que los niños bilingües de chino-inglés podrían extender el sistema sin ambigüedad (el de chino) pero no el sistema con ambigüedad (el de inglés). Por este motivo, se espera que se refuerce la interferencia del chino al inglés pero no a la inversa. Los resultados del presente estudio encuentran que existe una diferencia cuantitativa entre la producción de ODs en inglés de los niños bilingües de chino-inglés independientemente de su lengua dominante y la de los niños monolingües de inglés y la de los bilingües de español-inglés. Asimismo, también aparece una diferencia cualitativa entre la producción de ODs en el inglés de los niños bilingües de chino-inglés con chino como lengua dominante, por un lado, y la de los monolingües de inglés y la de los bilingües de español-inglés, por otro. Sin embargo, los bilingües de chino-inglés no sobreproducen ni ODs explícitos ni ODs nulos en comparación con los monolingües de chino. Estos resultados arrojan luz sobre la direccionalidad de la transferencia: del chino, la lengua con ODs no ambiguos, al inglés, la que presenta ambigüedad.
El papel de la lengua dominante ha sido considerado siguiendo dos acercamientos: la perspectiva externa, que se refiere a la competencia lingüística de las dos lenguas maternas de los niños bilingües (Petersen 1988, Lanza 1993, 1997, Paradis y Genesee 1996, 1997, entre otros), y la perspectiva interna, que se centra en la naturaleza de las categorías funcionales de las dos lenguas maternas de los bilingües (Liceras, Spradlin y Fernández Fuertes 2005, Liceras et al. 2008). Los resultados basados en una comparación de la producción de ODs en inglés y en chino de los niños bilingües de chino-español con lengua dominante diferente aportan un panorama más claro del papel que juega la lengua dominante. Aunque ambas perspectivas contribuyen a explicar la naturaleza y la direccionalidad de la influencia interlingüística, la influencia de cada una de ellas parece estar vinculada a la lengua de la que se trate. En los datos del inglés, se pueden aplicar las dos perspectivas: la niña bilingüe de chino-inglés con inglés como lengua dominante produce ODs en inglés de una manera parecida a la de los niños monolingües de inglés y a la de los bilingües de español-inglés, excepto en la Etapa II, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo; en cambio, la producción de ODs de los bilingües de chino-inglés con chino como lengua dominante defiere de la de los monolingües de inglés y de la de los bilingües de español-inglés. Desde mi punto de vista, tales diferencias entre los bilingües de chino-inglés con lengua dominante distinta en comparación con los monolingües de inglés resultan de su competencia lingüística diferente en sus dos lenguas maternas. La bilingüe con inglés como lengua dominante, comparada con los bilingües con chino como lengua dominante, presenta menos influencia del chino en su producción en inglés. No obstante, en la Etapa II, la bilingüe de chino-inglés con inglés como lengua dominante se sitúa por su producción en un punto intermedio. Es decir, tiene un índice de ODs nulos ilícitos significativamente más bajo que el de los niños con chino como lengua dominante pero significativamente más alto que el de los monolingües de inglés y el de los bilingües de español-inglés. Este hecho apunta a que, aún teniendo el inglés como lengua dominante, la bilingüe tiene interferencia del chino. Esto, a mi modo de ver, refleja que el sistema de ODs en chino sirve como sistema guía de la producción de ODs en el caso de estos niños bilingües de chino-inglés debido a su naturaleza ya que proporciona información funcional más transparente y, por tanto, con un valor computacional más alto en comparación con el sistema de ODs del inglés. Por otro lado, los datos del chino se pueden explicar haciendo uso tanto de las dos perspectivas sobre la lengua dominante (competencia global y naturaleza de las categorías funcionales de las dos lenguas del bilingüe) como del llamado efecto bilingüe ya que todos estos casos apuntan a la influencia interlingüística del inglés al chino. El primer lugar, prácticamente no se encuentra ninguna diferencia entre la producción de ODs de los niños bilingües de chino-inglés que tienen diferente lengua dominante, ni desde el punto de vista cuantitativo ni cualitativo. Esto incide en la idea de que es el sistema de ODs en chino el que guía el uso de ODs de los bilingües de chino-inglés independientemente de factores lingüísticos externos. Asimismo, ambos tipos de bilingües de chino-inglés demuestran un mayor progreso en su uso adulto de ODs comparados con los niños monolingües de chino tanto si tenemos en cuenta la producción global como si consideramos determinadas etapas del desarrollo (por ejemplo la Etapa I). Propongo que esto podría ser el resultado del bilingüismo, el denominado efecto bilingüe. Es decir, el hecho de que adquieran dos lenguas simultáneamente y que estén expuestos sistemáticamente a dos sistemas lingüísticos aumenta su sensibilidad a las propiedades gramaticales (los ODs en este estudio en particular) independientemente de la competencia que tengan en cada una de sus lenguas. Por tanto, el efecto bilingüe tiene en este caso una influencia positiva en el proceso de adquisición de estos bilingües.
Además, la razón por la que la influencia de los tres factores (la lengua dominante en su perspectiva externa e interna y el llamado efecto bilingüe) parecen depender de la lengua concreta podría deberse a la naturaleza de la gramática de las dos lenguas maternas de los niños bilingües en el presente estudio y, una vez más, resalta el papel que desempeña la ambigüedad del input en la influencia interlingüística. Es decir, el hecho de que la niña bilingüe con inglés como lengua dominante presente una producción intermedia (entre la de los niños bilingües con chino como lengua dominante y la de los niños monolingüe de inglés) en su uso de ODs en inglés en la Etapa II mientras que su producción de ODs en chino es completamente comparable a la de los monolingües de chino indica que, cuando el mecanismo de la lengua A (el inglés) es menos directo y transparente que el de la lengua B (el chino), la competencia global podría tener un papel importante en el sentido de que, aunque el sistema B (el sistema de ODs en chino) sirva de guía, si un niño bilingüe tiene buen dominio de la lengua A (el inglés), la interferencia se podría reducir de algún modo. Sin embargo, en el caso de la lengua B (el chino) cuyas propiedades gramaticales son más transparentes en cuanto al uso de la estructura objeto del presente estudio, el mejor dominio de la lengua A (el inglés) no supera el papel que desempeña el sistema guía (el sistema de ODs en chino) en estas etapas de adquisición.
Finalmente, y en relación a los dos tipos de verbos transitivos en inglés (los verbos transitivos puros y los ambivalentes), los resultados del análisis de datos no aportan una evidencia clara que confirme su papel en la influencia interlingüística: por un lado, en el análisis basado en los datos globales de los diez participantes en el estudio de datos del inglés, se encuentran índices de ODs nulos ilícitos parecidos (aproximadamente del 10%), tanto con los verbos transitivos puros como con los ambivalentes; por otro lado, los datos divididos en etapas demuestran que los participantes producen índices de ODs nulos ilícitos más altos con los verbos transitivos puros que con los verbos ambivalentes en dos de las tres etapas del desarrollo (las Etapas I y III); asimismo, los resultados de los análisis estadísticos también confirman que las diferencias detectadas entre los índices de ODs nulos ilícitos que tienen los dos tipos de verbos transitivos no llegan a ser estadísticamente significativas entre los tres grupos de participantes.
Quedan por abordar varias cuestiones de una manera más detallada. La producción de los participantes del presente estudio no es un reflejo del input lingüístico tan fiel como el que sí aparece en el estudio de Ingham (1993) en donde los niños evitan el uso de ODs a los que no están expuestos en el input que reciben. El índice de ODs nulos ilícitos de los participantes a lo largo de las distintas etapas del desarrollo tampoco es conforme al patrón en forma de U de la conservatividad léxica propuesta en los estudios de Ingham (1993), de Tomasello (2001), de Tomasello y Brooks (1998) y de Brooks et al. (1999). Este desacuerdo podría tener varias causas: por un lado, la naturaleza diferente de datos (datos espontáneos en el presente estudio frente a datos experimentales en la mayoría de los estudios anteriores) podría estar detrás de la diferencia de los resultados; por otro lado, se aplican distintos criterios a la hora de clasificar los datos, lo cual podría contribuir a esta discrepancia. Es decir, en los estudios anteriores, la producción de ODs de los participantes se clasifica según su forma (explícito o nulo), mientras que el presente estudio tiene en cuenta tanto la forma como la gramaticalidad (forma adulta frente a no adulta) de los ODs. No obstante, estas posibles explicaciones junto con otras cuestiones implicadas despiertan gran interés y constituyen el germen de futuros estudios.
La presente tesis doctoral contribuye considerablemente a comprender la naturaleza y la tendencia de la influencia interlingüística entre lenguas tipológicamente distintas como son el inglés y en chino en la producción de niños bilingües de chino-inglés. Por un lado, el análisis ayuda a distinguir entre la interferencia y el llamado efecto bilingüe y, por otro lado, se suman a este análisis factores diferentes como son los distintos períodos de madurez de las dos lenguas del bilingüe, la ambigüedad del input, la lengua dominante y el tipo de verbo, todo lo cual contribuye a caracterizar la naturaleza y la direccionalidad de la influencia interlingüística.
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