La necesidad de adaptarse a los nuevos escenarios competitivos constituye la fuerza que está impulsando la transformación en la forma en que se estructura y organiza el trabajo en las empresas hoy en día. Tantos cambios y experimentos han terminado por crear una revolución, que entre otras cosas, está replanteado la naturaleza del trabajo directivo.
En las nuevas organizaciones, los directivos al margen del nivel en el que se muevan, tendrán que aprender a llevar a cabo sus tareas con poco respaldo del poder formal.
Por ello, deberán gestionar redes sociales con todo tipo de actores organizativos, pues será a través de estas redes como los directivos influyan en aquellos cuyo concurso les resulte imprescindible para alcanzar los objetivos fijados.
Por tanto, la necesidad de crear, desarrollar y sostener redes, será la finalidad primordial del conjunto de competencias directivas.
Ahora bien, cómo desarrollar dichas competencias? Aunque tradicionalmente, el desarrollo de competencias directivas ha estado asociado a programas formales de educación y entrenamiento, numerosos expertos reconocen que las experiencias en el trabajo son fundamentales en su desarrollo. Las experiencias profesionales ofrecen a los directivos la oportunidad y la motivación para aprender mediante las lecciones que, sumadas, forman la combinación de conocimientos, habilidades y valores que son imprescindibles para llevar a cabo las funciones y trabajos de dirección con éxito.
El propósito de este trabajo de investigación es el de explorar en un grupo de directivos, por una parte, la forma en que, partiendo de sus experiencias, se han desarrollado; y por otra parte, el grado de asociación que el conjunto de conocimientos, habilidades y valores, que constituye su "experiencia profesional", tiene con las posiciones que ocupan en la red social que forman entre sí.
Para ello, entrevistamos en profundidad a 23 altos directivos, miembros de
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