La globalización, es un proceso histórico que se consolida hacia finales del siglo XX. La presencia a través del tiempo de todas las patologías sociales, no está relacionada exclusivamente con el modo capitalista de producción, pero sí es claro que las perpetúa y las reproduce. En el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas y del conocimiento existe una amplia gama de reflexiones en busca de nuevas opciones socioeconómicas.
La implantación de la ideología neoliberal y la mundialización han creado presiones, problemas, retos y oportunidades nuevas, al tiempo que se ha deteriorado la capacidad de los gobiernos y sobre todo de los países en vías de desarrollo. En el caso latinoamericano, la política social se ha visto deteriorada, en parte, por el proceso de privatización de las áreas de acción que antes eran exclusivas del ejercicio público, en temas como la prestación de servicios públicos, la salud, la educación y la administración de su propia infraestructura. Desde los años ochenta la producción y el beneficio han pasado al sector privado, cuya racionalidad está determinada, no por el interés común, sino por la rentabilidad y el máximo beneficio.
El concepto de Estado del Bienestar en el mundo empieza a debilitarse a partir de la década de los años setenta, reflejado en los indicadores sociales; de allí la importancia de orientar la reflexión en la búsqueda de otras alternativas sociales y empresariales para las clases sociales más vulnerables especialmente. Considerando el rápido deterioro de los principales indicadores sociales, la llamada Economía Social, puede construirse en una de las soluciones a muchos de los problemas económicos y sociales que aquejan a un país como Colombia. Lo anterior, en función de su componente organizativo, comunitario y de emprendimiento familiar, además, como impulsor de proyectos emprendedores, productivos e innovadores con un importante componente participativo y social, cont
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