Introducción.
El COVID-19 es una enfermedad ocasionada por el virus denominado Síndrome Respiratorio Agudo Severo-2 o, por sus siglas en inglés, Severe Acute Respiratory Syndrome-Coronavirus-2 (SARS-CoV-2), descubierto en diciembre de 2019 en Wuhan, China. Se trata de un síndrome respiratorio agudo muy contagioso, lo que hizo que se propagara a nivel mundial muy rápidamente. La situación cambió para la población mundial el 11 de marzo de 2020, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el COVID-19 como una pandemia.
En este sentido, los dentistas pospusieron los tratamientos dentales electivos, proporcionando asistencia odontológica únicamente en casos de urgencia, tal y como recomendó el Consejo General de Dentistas de España. Al mismo tiempo, muchos profesionales decidieron cerrar sus clínicas dentales y esperar hasta que la situación mejorara.
Como profesionales sanitarios, los dentistas tuvieron un papel importante tanto en la prevención como en la propagación de la infección, así como en la atención que pudieron brindar durante este periodo. En este sentido, al inicio de la pandemia se registró un descenso del 38% en el número de pacientes que acudieron a las clínicas dentales comparado con el período pre-pandemia . En particular, la Implantología Oral fue una de las especialidades más afectadas, debido a la combinación de tratamientos quirúrgicos y protésicos, y a la generación de aerosoles .
Objetivos.
El objetivo principal de esta investigación ha sido analizar la influencia que ha tenido la pandemia de COVID-19 sobre la práctica de la Implantología Oral en España. De manera secundaria, se pretende realizar una revisión crítica de la literatura con el fin de establecer unos protocolos que tengan como objetivo la prevención y control de la diseminación de la infección en futuros brotes u otras pandemias ocasionadas por virus respiratorios.
Material y métodos.
Se trata de un estudio observacional transversal basado en la información recogida a través de una encuesta anónima respondida por miembros de la Sociedad Española de Implantes (SEI), por tanto, no ha sido necesaria su aprobación por parte de un comité ético. Esta encuesta fue difundida a través de internet por la secretaría de la sociedad científica a sus socios. Para su realización se siguieron las Strengthening the Reporting of Observational studies in Epidemiology (STROBE) Guidelines.
Resultados Se obtuvieron 237 respuestas de un total de 1.661 participantes, lo que representa una tasa de respuesta del 14,3%. Todos los participantes contestaron a todas las cuestiones de la encuesta ya que se establecieron todas las preguntas como obligatorias. De los 237 encuestados, sólo 38 (16%) ejercen la Implantología en exclusiva, mientras que los 199 restantes (84%), tienen una práctica clínica más diversificada. Tras el inicio de la pandemia se analizó la respuesta de los encuestados. La más frecuente fue el cierre total de las clínicas (n= 82; 34,6%), seguido de la apertura parcial, es decir, una asistencia basada únicamente en tratamientos de urgencia (n= 144; 60,8%). Tan sólo un 4,6% continuaron su labor con total normalidad (n= 11). Tras el estado de alarma se recuperó la actividad de forma variable: La mayoría lo hicieron en su totalidad (n= 152; 64,1%) o parcialmente (n= 82; 34,6%). Tan sólo 2 profesionales la mantuvieron suspendida (0,8%), y sólo uno se jubiló en este periodo (0,4%). Las medidas de prevención más populares implementadas de manera previa a una cita fueron la toma de la temperatura corporal (n=169; 71,3%) y el cuestionario de riesgo de exposición reciente (n=121; 51,1%). Sólo un 3,8% (n=9) no implementaron medidas específicas de acuerdo con el estado excepcional que se estaba viviendo. Las medidas adoptadas por las clínicas dentales fueron comprendidas y aceptadas por la mayoría de los pacientes (n=192; 81%).
Conclusiones Los periodos convulsos como el vivido ponen de manifiesto la necesidad de disponer de una formación específica en Implantología Oral, dado que los profesionales mejor cualificados fueron los que antes recuperaron su práctica clínica. Tras los primeros 9 meses de pandemia la actividad se reestableció casi por completo. A pesar de la complicada situación, en general no afectó a la capacidad de retención del personal de los centros odontológicos, y los encuestados consideran que se implementaron medidas adecuadas en sus lugares de trabajo para prevenir el riesgo de infección. La opinión de los pacientes respecto a las medidas de prevención tomadas fue positiva.
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