Junto al notable aumento de la prevalencia de la obesidad en los países desarrollados, aparece un incremento paralelo de las enfermedades crónicas asociadas. La morbilidad secundaria al sobrepeso y la obesidad incluye, además de diabetes tipo 2, dislipemia, hipertensión, enfermedad coronaria, enfermedad cerebro vascular, colelitiasis, osteoartritis, insuficiencia cardiaca, síndrome de apnea del sueño, alteraciones menstruales, esterilidad y alteraciones psicológicas, una mayor susceptibilidad a padecer algunos tipos de cáncer e infecciones, hay mayor riesgo de bacteriemia y una prolongación del tiempo de cicatrización de las heridas tras intervenciones quirúrgicas. Todo ello indica que la obesidad ejerce efectos negativos sobre los componentes del sistema inmune y su función.
En esta revisión se describen las alteraciones inmunitarias asociadas con la obesidad, y su posible relación causal. Los cambios inmunológicos que se producen en la obesidad afectan tanto a la inmunidad humoral, sobre todo a la secreción de anticuerpos, como a la inmunidad celular. En la actualidad se sabe que el tejido adiposo, además de constituir un almacén de reservas energéticas en forma de triglicéridos, tiene importantes funciones como órgano endocrino y es productor de diversas hormonas y otras moléculas de señalización.
La respuesta inmune puede verse profundamente afectada por la obesidad, jugando la leptina un importante papel. A lo largo del artículo se describen las propiedades de la leptina, las alteraciones de hipo e hiperleptinemia en diversas circunstancias y sus variaciones tras el tratamiento, médico o quirúrgico de la obesidad
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