Como bien se sabe, y se recalca cada vez más, la tarea del traductor no se limita a un mero trasvase lingüístico entre dos idiomas distintos, sino que implica una intervención consciente de mediación intercultural, esto es una mediación entre dos culturas cuyos valores y normas, codificados en/mediante sus idiomas respectivos, no sólo no coinciden en muchas parcelas sino que en ocasiones chocan o colisionan de forma frontal. Esta disparidad o incongruencia cultural, alojada, entre otros espacios, en el idioma mismo y empotrada en su léxico y sintaxis, aparentemente neutrales, cobra una prominencia especial en la traducción en general y en la traducción de guiones cinematográficos de manera particular, por ser éstos reflejos fieles del habla cotidiana, y donde el lenguaje dialogístico, además, suele ser empleado estratégicamente para la caracterización de los personajes y la evocación, dentro de unos contextos socio-culturales marcados e identificables en el espacio y en el tiempo.
El traductor al árabe de guiones escritos en español tiene por lo tanto que estar alerta para neutralizar o reconciliar aquellas expresiones y mensajes que, por conveniencia cultural, no pueden –o, mejor dicho, no deberían– trasladarse literalmente al texto origen por su contenido bien impropio bien distante y exótico con respecto al uso normalizado en la cultura receptora de la traducción.
El presente trabajo pretende defender estas premisas en base de un ejercicio real de subtitulación al árabe de guiones de películas en castellano y con relación a dos de las temáticas más incongruentes y polémicas desde el punto de vista del trasvase cultural entre el árabe y el castellano, a saber el sexo y la religión
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