En el panorama educativo actual, la evaluación y el feedback son considerados herramientas que se complementan para lograr y garantizar una mejora del aprendizaje. Se asume, de manera habitual, que la evaluación no sólo debe producirse al término del proceso de aprendizaje, con la finalidad de certificar un nivel de consecución de objetivos o competencias, sino que ha de estar al servicio del aprendizaje, a modo de guía y revulsivo para docentes y discentes. Se enfatiza, pues, en la finalidad formativa y, en este sentido, la evaluación se concibe como continua y siempre acompañada de algún tipo de retroalimentación o feedback (Cano-García et al., 2020).
In the current educational landscape, assessment and feedback are considered tools that complement each other to achieve and guarantee improved learning. It is commonly assumed that assessment should not only occur at the end of the learning process, with the aim of certifying a level of achievement of objectives or competencies, but that it must be at the service of learning, as a guide and stimulant for teachers and students. Emphasis is therefore placed on the formative purpose and, in this sense, assessment is conceived as continuous and always accompanied by some type of feedback (Cano-García et al., 2020).
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